Trilogía «La Calle del Terror» [1994] Primera Parte

Lo prometido es deuda… Me sumergí en la parte oscura del «julioween» de Netflix, para hablar sobre uno de los proyectos más comentados y ambiciosos de la plataforma de streaming… La trilogía de «La Calle del Terror», de uno de los maestros del horror, R.L Stine.

Prometo serme fiel, en lo próspero y en lo adverso… wait, wait, wait, me perdí, lo siento […] Ahora si… Prometo entregarles una opinión lo más objetiva posible, ya que como amante del terror, y sobretodo del género slasher y gore, debo decir, que la primera entrega de «La Calle del Terror», cumplió con su cometido… Entretener.

«La Calle del Terror» es una cinta verdaderamente palomera, claro, si te gustan los clichés noventeros, y las tramas sumamente sosas. Pues el título apela a todas esas producciones ridículas y de bajo presupuesto que todos los seguidores de los grandes exponentes del terror (cineastas y escritores), nos han tenido acostumbrados, desde finales del siglo XX.

Sin más que agregar por el momento, y entrando directamente en materia, les doy una última oportunidad para que disfruten del trailer, antes de diseccionar, con el más cuidadoso pulso de maraquero, esta película que me llenó de mucha nostalgia; así como el traer a mi memoria, muchísimas producciones noventeras y unas cuantas ochenteras – setenteras.

https://www.youtube.com/watch?v=AE4NnKEFHFs

La Calle del Terror: 1994 tiene un sin fin de guiños a las más grandes producciones de esos años; así como un brutal guiño a la música. En cuanto a los elementos geek, como lo son las figuras y los videojuegos, en el «men´s cave» del hermano de Deena (la protagonista) puedes apreciar variedad de títulos gamer, figuras, etc.

Además la fotografía, los encuadres, la paleta de colores; todos estos elementos me regresaron a «los buenos tiempos», cuando no tenías que preocuparte de nada, más que el de librarte de un creep, o de un asesino serial… No era la gran cosa, ¿cierto?

Para mero propósito de investigación, – y saciar a la fan girl que llevo en el interior -, me di a la tarea de recopilar los momentos y guiños más icónicos de todas las producciones del género de horror, y alguno que otro cliché noventero, que amablemente nos introdujeron en «La Calle del Terror» 1994:

• Referencias a «Scream». Desde las llamadas telefónicas, hasta las persecuciones y apuñalamientos a un par de jovencitas y jovencitos inocentes.
• Clichés como el que la policía siempre llega de último, y jamás, pero jamás, es de ayuda en caso de una amenaza serial, o en este caso, sobrenatural.
• En la secuencia de la librería hacen guiño a las obras de R.L. Stine (the wrong number, the surprise party), Stephen King (insomnia, skeleton crew, the talisman), Dean Koontz (dragon tears) y Terry Brooks.
• Las historias siempre parten de «él me dijo/ella me dijo», o de una leyenda urbana.
• El asesino con la máscara de calavera, es una clara referencia hacia «Ghost Face»; y posiblemente una alusión al logo de los «Misfits» (banda punk de los 80´s), quienes se basaron en «Scream», para expresar su propio punto.
• En el «men´s cave», el hermano de Deena se la pasa chateando en uno de esos foros para «raritos» que todos en los noventas utilizam… [ejem] … que los outcasts utilizaban en los noventas, para encontrar su «comunidad».
• También podemos apreciar varios elementos de los ochentas y noventas, como lo son los videojuegos. Por ejemplo, podemos apreciar el videojuego «Genghis Khan», o «Castelvania: Bloodlines» (1994). A su vez, podemos encontrar un easter egg para los gamers de corazón; y es que cuando el noñito sigue a la porrista al baño, va recitando este famoso combo: ⇑⇑-⇓⇓-⇐⇒-⇐⇒ (¿les suena?)
• Encontramos referencias de los clásicos, más clásicos; como el hecho de que el amigo morboso de la protagonista se encuentra disfrazado de la «bruja del oeste» del Mago de Oz (1939).
• «Jaws» juega un papel estelar dentro de la trama; ya que las referencias no sólo se quedan en pequeños guiños, puesto que el título es nombrado una y otra vez, por el ya mencionado amigo de Deena, y el hermano de la misma; además, la tapadera de Sam, digo, el novio, lleva el nombre del primer héroe, de la primer producción de la franquicia.
• Otro cliché que siempre me ha parecido una joya, es el de la típica chica guapa y popular, que recorre los pasillos en cámara lenta, mientras que su eterno enamorado la admira y babea como el ñoño que es.
• El suburbio de Shadyside está inspirado en el vecindario donde creció el mismísimo Michael Myers. Aunque esa no es la única referencia; cuando Deena se encuentra en su casa después de haber dejado a Sam en el hospital, «alguien» la observa, y esa secuencia es un claro easter egg de Mikey, vigilando a su querida hermana.
• La música, – y cualquier simbología musical que encontremos en «La Calle del Terror»-, hace referencia al tema que se desenvuelve en Shadyside. Para ponerlos en contexto; podemos apreciar de fondo diversos temas icónicos, tales como «Fear of the dark» de Iron Maiden, donde relata la historia de un chico que se vuelve loco por consumir tantas historias de terror, y obsesionarse con los asesinos seriales; o referencia iconográfica de la banda «Melvins» con su tema «At the stake», la cual hace alusión a una bruja. También está el tema de White Zombie «More human, than human», corriendo de fondo mientras que el solitario e inteligente hermanito de Deena no se entera de absolutamente nada sobre el mundo exterior. Qué me dicen de «Creep», de la banda Radiohead, fue una buena presentación para el personaje principal y sus amigos; o «Killing me softly with his song» de Fugees, es con este tema que la «couple goals» [Deena x Sam] hacen catarsis, mientras recorren el hospital, tratando de salvar su pellejo.
• El ambiente también está lleno de icónicas joyas de culto; en este apartado podemos encontrar un poster de «The Rocky Horror Picture Show» de los 70´s, pegado en el cuarto de Deena. O al icónico George A. Romero, con «El amanecer de los muertos» y «La noche de los muertos vivientes». Incluimos a la lista «Viernes 13», «Haloween», «La masacre de texas», «Pesadilla en la calle del infierno» (hello! escena del baño en la escuela cuando vuelven a la vida aquellos asesinos; también me recordó un montón a la película protagonizada por Michael J. Fox, «The Frighteners») o qué tal «Se lo que hicieron el verano pasado» (90´s), con el escrito en el baño o el pacto que hacen los chicos. La referencia que simplemente no podía, ni debía dejar pasar, fue el guiño hacia Jack Torrance de «El Resplandor» (1980), cuando el asesino del hacha toma cartas en el asunto, y rompe la puerta del laboratorio. «Poltergeist» (1982) es otra de las obras maestras que se encuentra presente en la secuencia del bosque, cuando la pandilla va a «des-profanar» (que el término me lo he inventado, si, si; sigamos con nuestras vidas) los restos de la bruja.
• En algún punto, empalman la «realidad de la película» con la ficción de las referencias; ya que en la próxima entrega «La Calle del Terror» visitaremos un campamento, y el anfitrión de esa referencia es Jason Vorhees. En estas entregas, son las locaciones las que nos pondrán en contexto, casi histórico, sobre nuestras películas favoritas.
• ¡Las «Final Girls» están presentes en la casa! Un guiño total a todas esas heroínas que han sobrevivido a sus más aterradoras pesadillas.
• Un cliché más dentro de la primera entrega de «La Calle del Terror», – que a mi gusto, o muy a mi pesar – al cual le dieron vuelta, es que los outcasts se quedan con «las niñas bonitas»; las porristas de la escuela, vamos… Los hermanitos si que tuvieron suerte, y le hicieron justicia a las minorías (una lesbiana, el otro negro).

“Todos los caminos conducen a… La Calle Del Terror”

Una trama llena de… ¿justicia poética? o, ¿justicia social?

La primera parte de la trilogía cumple con los requisitos, que una buena producción noventera de terror, cumplía por aquellos años… adolescentes hormonales y listos para ser sacrificados.

Sin embargo, la visión de la directora en la primera parte de «La Calle del Terror», – y que presiento que será así para toda la trilogía – le ha dado la oportunidad de hacer «justicia» para todos aquellos rechazados sociales, al convertir a la protagonista en una mujer a la cual le gustan las mujeres, y que dicho sea de paso, es latina; o al emplear al «gordito simpaticón» e inteligente, como un elemento vital para que la trama se desarrolle; pues al ser el único con el verdadero conocimiento sobre los sucesos detrás de la bruja, le dan a este personaje toda la carga argumental (y como si no quisiera la cosa, el personaje es afroamericano).

El único gran «pero» que le pongo a estos dos, es su relación consanguínea… ¡Que alguien me explique!

Las secuencias de apertura en el género de terror, son las que le dan al espectador el «si» o el «no», para darse una idea de lo que estaría sucediendo durante toda la trama. Y para Netflix, el poner una cara conocida, – y amada por muchos fans de las producciones originales de la plataforma – ha sido un gran acierto, aunque la escena haya carecido de esa esencia slasher, de esa vibra llena de miedo y desesperación.

Some strangest things are happening here… «La Calle del Terror» no tiene boleto de regreso.

La intro de la película tiene todo mi respeto, ya que desde la tipografía, el estilo gráfico y la forma de edición, te transportan a esas primeras producciones de asesinos seriales. Un magnífico ejercicio de semiótica. Además nos dan un adelanto de todos los sucesos previos a la época actual, por medio de recortes de periódico, y reportes policiacos. Un muy buen toque para colocarnos en situación.

Y claro… empezamos con el drama que nadie pidió, y ni siquiera necesitábamos, pues no es algo que afecte completamente a la trama, y mucho menos, enriquezca la narrativa.

Los hermanitos se preparan para ir a la escuela, después de que Deena dejara su dramón adolescente, para separar a su hermanito de su «ama» (ejem, masoquista, ejem). Los dos sufren por lo mismo, pero a su manera. No hay peor vicio para un adolescente sensiblemente emocional, que la soledad.

Yo jamás me adentré a ese mundo tan extraño de foros y chats *coff, coff* [… jamás]

Justo llegando a la escuela, sucede una de las secuencias más amadas entre los adolescentes de los noventas… «la caminata en cámara lenta» de la niña más bonita de toda la escuela; o por lo menos, de la chica por la que el tonto o el protagonista babea durante toda la película.

Disculpen si no nombro a todos los personajes, pero es que son tan irrelevantes, que sólo vale la pena resaltar ciertas acciones de su parte, más no sus nombres, pues así como Shadyside los olvida, nosotros también.

En fin… Una vez más rompemos con los estereotipos, y la porrista también puede ser una marginada, pues es la mejor amiga de la protagonista, y del chico que seguramente sería la mascota del equipo de americano. Pero antes de que Deena vaya a lloriquear con su drama adolescente innecesario, sus amigos la quieren poner nerviosa con, claro que si, el típico mensaje tétrico en las puertas del baño de la escuela.

¡Que maravilloso momento para ser un relegado social!, más si parte de tu banda sonora es Radiohead, y todo el camino al pueblo vecino te la pasas escuchando «Creep», ¿no creen? … y pues Deena todavía sigue con su drama tamaño universo, porque su amor (dun, dun, duuuun…) ¡VIVE EN EL PUEBLO VECINO! … Si en el mismo pueblo en el que ahora se encuentran los de su escuela para presenciar una charla motivacional y emocional por parte de las autoridades «competentes», para demostrar la solidaridad entre los pueblos, del mismo condado (heads up… no salió nada bien).

Pues nada, que Deena pasa completamente del discursito y se va a sufrir en plena soledad, porque no soporta ver al amor de su vida agarrándose en pleno campo con su actual pareja.

Y es en estos momentos, en los que uno quisiera dejar los estereotipos atrás, no caer en la misma de siempre, sólo juzgando por la apariencia… pero es que resulta increíblemente difícil no superar el hecho de que ¡SIEMPRE TENGO LA RAZÓN! … El espectador pensaría que «Sam» es el nombre para un chico, pero resulta, que el «Sam» de Deena, es nada más, y nada menos, que ¡SAMANTHA!, ¡LA PORRISTA DEL PUEBLO VECINO! … Que feo es ver a tu amor con su tapadera, digo, su novio; y más en plan tan asquer… cariñoso, si, cariñoso.

Total, que Sam se da cuenta que Deena no está y la persigue hasta un rinconcito de la escuela, donde se sienten a salvo, y completamente libres para discutir sobre lo que las llevó a romper en primer lugar.

Aquí es que comienza lo extraño, y no será la primera vez, en la que estas dos se exaltan, y cosas fuera de su control, pero cargadas de una vibra muy negativa, comienzan a suceder…Todos en el campo, – y hasta a la amiga de Deena– les tocan tremendos golpes, ya que los ánimos entre ambos equipos sube gracias a una misteriosa vibra.

Después de toooodo el drama adolescente, y que Deena junto a sus amigos se vengaran de Sam y compañía, sacándolos de la carretera (porque se vuelven a exaltar las dos), la historia empieza a tomar su verdadero curso, y nos vamos adentrando en terrenos malditos, llenos de esqueletos, uno en particular, se despierta para cumplir su venganza de más de 300 años; y gracias a que Sam no puede mantener sus manos quietas, empieza a llenar los restos de la, asumimos, bruja, antes de que los héroes exploradores de la película lleguen para evitar tan atroz falta de atención.

A partir de aquí, apodaremos a Sam «la vomitona», ya que después de tener su experiencia cercana con lo sobrenatural, la niña, a la menor provocación, devuelve todo; y como no quería ser la única manchada de sangre, se dio a la tarea de escupirle a los demás.

Hasta ese momento, y después de mentirle a la policía sobre el accidente, Sam se va para el hospital, y Deena, junto con sus amigos se van para sus respectivas casas; aunque un creep está intentando crisparle los nervios a la niña, pero como ella es bien macha, se aguanta y le dice a sus amigos que deben reunirse, ya que según ella, y cito, «la idiota de Sam» y su novio, están vengandose de ellos, por sacarlos del camino (muy alejada está la señorita).

Así que a los justicieros se les hace muy buena idea ir a enfrentar a la chica convaleciente al hospital… y adivinen qué, ¡exacto!, terminan discutiendo una vez más su dramita cansino, y esta vez, su mal humor se cobra la vida de la tapadera de Sam (si, tapadera, pues para estas alturas, ya todos sabemos la verdad), haciendo que si, o si Deena y ella se… ¿reconcilien?

Se arma tremenda persecución con el esbirro de la bruja, quien los viene siguiendo desde la casa de la protagonista, y es ahí donde se dan cuenta que no son todos a quienes desea, es solamente a Sam (¡no, Dios, no!).

Como siempre, perdemos tiempo valioso al tratar de hacer lo correcto e ir a la policía… Algo que jamás voy a entender, es por qué si alguien de la policía sabe sobre lo que está sucediendo, ¡JAMÁS HACE NADA PARA IMPEDIRLO!, ni siquiera les creen a los protagonistas cuando van a pedir ayuda.

Pero como los policías son tercos y necios, hasta que no van a comprobar por si mismos lo que ha sucedido, no toman cartas en el asunto…

Para bajarse el coraje, y el susto de mantener, nuevamente un encuentro con los esbirros de la bruja, súmale a eso, el tratar de revertir la profanación de la tumba de la susodicha, y repasar tooooda la información sobre quiénes son estas cosas que los persiguen (que la información nos la dan en el intro; sacerdotes posesos, gente común y corriente, hasta niños involucrados en asesinatos en masa, quienes, aparentemente obedecen a una bruja manca, la cual juró tomar venganza a lo Freddy Krugger) […]

[…] no podía faltar la escena súper incómoda, y para nada necesaria de sexo adolescente; solamente que aquí los esbirros no les dieron el tiempo suficiente ni de completar la primera base.

Después de su «walk of shame», al no poder culminar la tarea que les traería paz mental; decidieron, por fin, poner manos a la obra para deshacerse de una vez y por todas de aquellas criaturas del infierno. Idearon un plan a prueba de fallas y casi casi, ofrecieron su alma al diablo para que todo saliera, según el plan (atascar toda la escuela de sangre… ¡planazo!)… lástima que Sarah tuviese otros planes, y se dieran cuenta que los esbirros no pueden ser aniquilados, por lo menos, no de la forma en la que lo planearon (hicieron un cochinero en la escuela, para nada).

Sam al ver que no podrían hacer absolutamente nada, y tratando de hacer lo correcto, se enfrenta, eso si, con mucha valentía a su fatídico destino. Casualmente, y en el último momento, el cerebro de la operación se da cuenta que quizá si tenga una oportunidad de vivir… muriendo (okey, ¿cómo?).

Pero el esbirro del hacha no les da tiempo de pensar nada y tienen que salir huyendo hacia el supermercado, para trazar el «plan B».

Aquí me gustaría hacer hincapié en que, si los enviados de la bruja son solo marionetas, se supone que están muertos, cómo es que sienten dolor, y cansancio. Esto es sólo una pequeña parte de las incoherencias argumentativas que contiene el filme.

Llegamos con trabajo, pero llegamos a la cúspide de la trama… Todos se encuentran en el supermercado, y todos están de acuerdo que Sam debe morir, ¿pero cómo? … de sobredosis, ¡duh! Lástima que ese plan se fue al caño por, si lo saben muy bien, ¡»la vomitona»! … Pero que no nos agarre el pánico, Deena salva el día y sugiere que es mejor ahogarla, a lo Jason.

Mientras que todos están siendo la carnada para los esbirros de Fier, las tortolitas tratan de cometer un homicidio-suicidio, pero la «duro de matar» se resiste tanto, que a Deena no le da tiempo de estar al pendiente de su hermano, o de sus amigos; y a estos últimos, se los echan (les dije que era irrelevante aprenderse sus nombres… si, soy una mala persona, qué quieren que les diga).

Pero si toda esta secuencia, por si sola no fue lo más incoherente y ridículo del asunto; Deena tratando de reanimar a Sam, se lleva el premio gordo… ¡SIETE EPI-PEN… SIETE! No entiendo si quería revivirla o matarla, pues con toda esa cantidad de epinefrina, pudo haber muerto de un paro cardiaco; menos mal que su mujer sabía de primeros auxilios.

Al final no hay mucho qué hacer, más que enfrentar a la justicia, con una mentira bien elaborada… Y para cerrar con broche de oro, enfrentar a tu propia madre para, finalmente, vivir en paz contigo misma, y el amor de tu vida […]

[…] ¿o no? … Ahora tendremos que viajar al pasado, para entender por qué no ha terminado. (dun, dun, duuuun)

Y así concluimos con la primera parte de la trilogía de «La Calle del Terror»; con una buena golpiza, teléfonos alámbricos que sirven de mordaza, y un hermano que no se entera de nada, ni siquiera de que casi le matan a su hermana.

Esta última parte me dio muchísima risa, ya que nos aventaron todo de la nada, lo resolvieron en tan sóloo diez minutos, y no te dan tiempo de asimilarlo.

A pesar de todo, no estuvo tan mal; sin embargo, para mi gusto, y dejando un poco de lado mi emoción por todas las referencias antes mencionadas, – que por supuesto consiguieron situarme en el mood correspondiente –, fallaron al abusar de ciertos clichés, y la falta de gore; pues los asesinos se vieron muy blandos, y las matanzas, un poco censuradas para mi gusto.

La falta de explicación argumental, ante los agujeros en la trama, y el extremo drama adolescente, son otro punto a debatir; pues en varias ocasiones logran distraerte del objetivo y pierdes el hilo; aunque no es una trama compleja; pero realmente, a nivel narrativo te deja más lleno de dudas.

Aunque realmente fue una película que disfruté, como para verla un día en el que mi lista de «pendientes» este vacía.

Por el momento me despido de ustedes, aunque regresaré para comentar la segunda y tercera parte de este proyecto.

El viaje de 300 años después/300 años atrás continúa este viernes 9 de julio, sólo por Netflix; y puedes acceder al siguiente link para darle a la  y guardarla en tu lista.

Para mayor información y seguimiento de «La Calle del Terror», sigue y comenta tus impresiones mediante el [hashtag] #FearStreet… También arrobanos por Twitter, para seguir la conversación. Puedes mirar el trailer de la segunda entrega, aquí.

 

¡Nos leemos la próxima! ✌️