(Arata Review) Aztech Forgotten Gods [Xbox]
En la comunidad gamer se tiende mucho a menospreciar o sobrevalorar juegos con los que te identificas. Ya sea porque conoces al desarrollador o son de tu misma nacionalidad. Sin embargo, Aztech Forgotten Gods no necesita de un apoyo injusto porque, de hecho, tiene las herramientas para defenderse solo y vaya que lo hace bien.
Y es que estamos hablando de un progreso notable con respecto a Mulaka, el título previo de Lienzo, estudio desarrollador. Si bien sería justo decir que se trata todavía de un indie, me atrevería a decir que está al nivel de ponerse de tú a tú contra exponentes nacionales e internacionales; aunque, eso sí, también posee defectos que se hablarán durante esta reseña.
Descuida, no habrá spoilers esenciales de la trama.
Los dioses que alguna vez fueron
Si hay algo que sabe hacer Lienzo es contar historias, y es que aquí no solo ocuparon un recurso como lo son los dioses mexicas y su contexto; sino que también los deconstruyeron para crear una nueva historia que, aunque no muy compleja, es disfrutable para quienes conocen aunque sea un poco de esta cultura.
Achtli, una chica joven cuya profesión es la de repartidora y que será nuestra protagonista, vive con su madre, Nantsin, una científica que trabaja en un proyecto secreto donde, probablemente, haya hecho el hallazgo de su vida. Sin embargo, un contratiempo y un allanamiento ilegal al sitio de excavación provocarán que sus vidas cambien para siempre.
Pese a que durante la historia se nos presentan personajes como lo son Tepo, el mejor amigo de Achtli; su hermanita, o Cahuani, director del instituto más grande de Tenochtitlán (además de ser un viejo cascarrabias… y enigmático). Realmente el personaje que está mejor trabajado es la mamá de nuestro personaje. Y es que no me dejarán mentir, las escenas entre Nantsin y Achtli se sienten como la de una madre e hija que cualquier persona nacida en Latinoamérica tendría co n su progenitora.
Esa relación progresa conforme avanzas en el juego y provoca un desarrollo en la protagonista que se siente más orgánico que las cosechas de las chinampas que se aprecian por el lago de Texcoco en el mapa.

Por otro lado, personajes cuya influencia sobre la trama es equiparable son Tez, el dios atrapado en el guantelete de Achtli; y Cahuani. Además de tener una relevancia de peso en la trama, provocan uno de los puntos de inflexión más inesperados (si no conoces la mitología) dentro de Aztech Forgotten Gods; no obstante, esto tarda un poco en reflejarse y, hasta no presenciarlo (al menos por la parte del director), no poseen mucho peso.
Y aunque dejé por fuera a Tepo y su hermanita, si poseen un valor en la trama… no obstante, no es tan destacable a mi parecer. Si esto fuera un anime, serían los personajes de apoyo recurrentes pero que no influyen más allá de alivianar y dar ritmo en un capítulo.
El envase de una buena bebida
Si la historia fuera un mezcal, muy seguramente la jugabilidad sería una botella fina pero cuya etiqueta se desprende.
Y aunque al principio uno se puede confundir un poco sin el mini mapa, en cuanto lo consigues junto al brazo prostético de piedra la experiencia se vuelve mucho más fluida. Y nunca mejor dicho, porque además de ser llamativo, volar en los cielos de la Tenochtitlán tecnológica es divertido. Sin embargo, hay unos detalles que pueden mermar un poco este aspecto como lo es la habilidad de colgarse de las paredes; ya que a veces lo hace en sitios un poco… curiosos.
Por otro lado, el combate es muy simple y, hasta cierto punto, sencillo. Mientras que en un inicio solo disponemos de una sola forma de atacar y además se mantiene como la más usada; conforme se vayan desbloqueando más movimientos tendremos más formas de acabar con los enemigos… eso sí, no muchas.
Esta falta de variedad reluce mucho con los esbirros que nos podemos encontrar en la ciudad. Se nota bastante que estas dinámicas fueron hechas por y para los jefes, los cuales, al principio, destacan por ser un poco repetitivos.
Aquellos que realmente brillan son los que van por la segunda mitad del título. Y, mientras que unos los hacen por mezclar varias dinámicas a la vez; uno en especial me recordó a esta parte de Metal Gear Solid 3 donde el protagonista se enfrenta a sí mismo… si bien Huitzilopochtli no puede ser derrotado como The Sorrow, su batalla de jefe es, como menos, cautivadora.
Pese a todo esto, el juego peca de corto (si solo nos enfocamos en la historia); llegando a haber inclusive un logro para acabarlo en menos de dos horas.
Detalles en un entorno (más o menos) vivo
Aunque este mundo abierto cuente con NPCs, estructuras, vehículos y detalles interesantes, este no se siente vivo en muchas ocasiones. Los sonidos ambientales aportan mucho a la inmersión, así como algunas charlas co n civiles por ahí chistosas. (La bruja rojiza le pudo haber ganado a Thronos fácilmente sin ayuda del Capitán Sumeria).
No obstante, no son suficientes realmente para sentir que, de alguna manera, nuestras acciones están afectando nuestro entorno salvo en contadas ocasiones.
Esto se intentó suavizar con los retos de Carrera y Combate, los cuales, por sí mismos, también son un poco extraños. En primer lugar, el de Carrera no es realmente eso, sino una persecución hacia una bola de piedra la cual, si nos alejamos lo suficiente, perderemos. El problema es que a veces podemos superar tanto a la esfera en velocidad que podemos perder por ser buenos jugando, algo un poco gracioso.
Los retos de Combate, en cambio, castigan el hacer un combo correctamente, ya que cuando se hace, Achtli realiza una animación de ejecución a los enemigos. Ese es precisamente el problema, estamos contrarreloj y no ayuda mucho que esta animación tarde más que derrotándolos sin dicha acción.
Este par de minijuegos nos darán puntos y monedas, las cuales podremos cambiar por mejoras para el brazo, trajes y peinados para la protagonista. Algunas de las mejoras tendrán un impacto positivo (o negativo, dependiendo de como lo veas) en la jugabilidad, ya que muchas te facilitarán la vida… pero no te la resolverán, eso sí.
Un deleite musical
Aztech Forgotten Gods posee algo inigualable y es su banda sonora. Pelear contra dioses de la cultura mexica nunca había sido tan satisfactorio. Además de que los arreglos en metal con música prehispánica son básicamente como consumir un cacao exquisito, puro y hecho con las mismas plumas de Quetzalcóatl; reflejan muy bien la manera en la que ves (y peleas) contra los jefes.
Los efectos de sonido tampoco se quedan atrás, y aunque no son tan característicos como el tema principal; ayudan bastante a representar las acciones que se dan.
Asimismo, las actuaciones de voz son suficientes pese a algunos momentos donde Achtli suena como que habla inglés. No es que hablen realmente, las cinemáticas se dan con texto, sin embargo la única palabra que se entiende, que es un “no”; se escucha muy agringada y se siente raro tomando en cuenta el contexto en el que se desarrolla la trama.
Conclusión
Aztech Forgotten Gods es, a grandes rasgos, un título que puede pasar como un videojuego de mata-dioses de la cultura nahua. Tal vez no al mismo nivel que God of War, pero si como para marcar un precedente dentro de la industria en México.
Y a pesar de sus defectos en diseño, hay una base sólida que impedirá que tambaleé como lo hacen los dioses al ver a Achtli.
- Te lo recomiendo sí: Te gustan los títulos que buscan dar un giro nuevo a algo ya conocido.
- No te lo recomiendo sí: No te gustan los juegos muy cortos o con mecánicas simples.